La disputa de sentidos en torno a Maradona

“Maradona” simboliza muchas cosas. Antes peleaban pobres y ricos. Hoy son agradecidos y feministas. Si bien esta lucha estaba latente desde hace años, su muerte abre el debate aún más. ¿Qué tiene el Diego que nos provoca tanto sentimiento?

Maradona murió. La noticia fue tapa de diarios y portales de TODO el mundo. Las calles se llenaron de lágrimas, de velas, de abrazos; las redes de ironía, de festejos, de indiferencia. Amantes y detractores, siempre tuvo. Igual seguimos sin ver lo que ello nos muestra: su símbolo está más vivo que nunca. Antes peleaban pobres y ricos. Hoy son agradecidos y feministas. ¿Qué tiene el Diego que nos provoca tanto sentimiento?

En un país tan cíclico y desigual como el nuestro, Maradona logró ese imposible ascenso social. Un embajador de la pelota como medio de lucha. Las redes sociales se inundan de pequeñas anécdotas que lo llenan de humildad. Desde los Juegos Evita hasta cuando hizo un partido para que un niño pobre se pueda operar aún con las negativas de la FIFA y del Napoli. Lo virtual también rebalsa testimonios de la vergüenza, videos de violencia a su exnovia, fotos antiguas con menores de edad. La discusión parece reducirse a separar la persona del personaje, la persona del artista, la persona del Dios. Pero no es así. O no debería serlo.

Muchas siguen sin comprender y las miles de personas en la Casa Rosada las confunden y provocan aún más. Los saludos de personalidades mundiales son incesantes. Deportistas de otros deportes y presidentes de otros países se rinden ante la inmensidad del mortal. Es que no sólo fue uno de los pocos argentinos que levantó la Copa del Mundo. Detrás de eso hay dolor, hay guerra, hay representatividad, hay un líder, hay hambre y pobreza.

Fotos: Catalina Distefano

En un momento donde se buscaban desaparecidos y se escondían los suicidios de excombatientes, Maradona nos dio un respiro. En este país, las alegrías son pocas y la mayoría, efímeras, provienen del fútbol. Sin embargo, Maradona supo inmortalizarlas. Con el 10, sus pies y su mano izquierda reivindicó a toda una nación. “Yo no tenía para comer, pero en la tele veíamos a Maradona y nos hacía felices”, cuenta con un nudo en la garganta una de las tantas voces anónimas que se manifiestan en la ciudad.

El pueblo —o quienes pudieron— lo despidió en las calles, en los estadios, en la Casa Rosada. Es también el pueblo quien lucha por su símbolo. Si en el pasado “Maradona” era sinónimo de Argentina en el resto del mundo; hoy, puertas adentro, “Maradona” simboliza muchas cosas. Para muchos sigue siendo alegría, pueblo, reivindicación, gloria. Pero no son los únicos. También hay quienes luchan por resaltar su carácter negativo y lo asocian con estructuras y representaciones obsoletas.

¿Quién es nuestro líder? ¿Quién queremos que nos represente frente a los ojos del mundo? La actriz feminista Thelma Fardín posteó en Instagram una imagen agradeciendo al Diego: “no vengan con su militancia de redes sociales, que esa es fácil e igual de CONSERVADORA que los paradigmas bajo los que nos criaron”. Eso no pudo evitar las críticas de cientos de mujeres que no comparten esa forma de concebir a Maradona. Ellas se ven vulneradas cuando se venera a una figura que conlleva características contradictorias con el movimiento.

¿Y quién tiene razón? Probablemente nadie. O todxs. Lo que se esconde detrás de nuestra postura sobre “Maradona” no son más que nuestras otras luchas. Las del pueblo, la de los pobres, la de las feministas. ¿Acaso una es más válida que la otra? Lo cierto es que somos todxs quienes decidimos sobre su símbolo. Si bien esta lucha estaba latente desde hace años, su muerte abre el debate aún más. Maradona murió, pero “Maradona” estará presente, siempre. Su significación será disputada por viejas y nuevas generaciones, en busca de una sociedad más justa.

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