Aborto legal: todo listo para reescribir la historia

Dos años y medio después, las condiciones están planteadas para que la historia se repita con un desenlace superador: todo indica que esta semana el Presidente enviará el proyecto de ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo al Congreso para ser tratado en sesiones extraordinarias. Tensiones, expectativas y un escenario favorable para que sea ley.

Una cara de la imagen es conocida: una noche que fue bosque de ojos expectantes, una cabellera de tela verde derramada sobre el asfalto, una multitud convertida en serpiente de escamas triangulares, un frío cruel contra el cual ni siquiera las frazadas sirvieron de escudo. La otra, menos: un recinto cerrado donde se respira aire denso, un murmullo constante, una estrategia de ajedrecista, pasos perdidos -o al menos mitigados por una alfombra mullida- llevando y trayendo mensajes y una definición tan inesperada como merecida. El 13 de junio del 2018 marcó un hito en la sociedad argentina y reunió un sinnúmero de experiencias en la calle: allí estaban las que habían abortado, las que no, las que militaban la causa hace años, las que iban por primera vez, las que tenían pañuelos gastados y las que lo compraron en ese momento de la misma percha de donde colgaban naranjas y celestes.

Dos años y medio después, las condiciones están planteadas para que la historia se repita con un desenlace superador: todo indica que el Presidente enviará el proyecto de ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo al Congreso esta semana para ser tratado en sesiones extraordinarias. El proyecto llega al recinto con un escenario tan extraño como alentador, rozando un fin de año en el cual el Gobierno busca ponerse al día con un temario congelado por la crisis sanitaria y en la misma semana en la cual se tratará el impuesto a las grandes fortunas y la ley de Fuego. Si bien la firma es de Alberto Fernández, Vilma Ibarra fue la encargada de la redacción del proyecto junto con Elizabeth Gómez Alcorta y Ginés González García. El presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Massa, ya se reunió con grupos “verdes” y “celestes” y la IVE vendrá acompañada por el Plan de los 1000 Días, que actuará como contención para quienes no deseen abortar pero no cuenten con los recursos suficientes para maternar.

Como en el debate anterior, las diputadas verdes esperan ansiosas la posibilidad de discutir la iniciativa, uno de los pocos temas en el que acuerdan integrantes de todos los bloques. “Indudablemente hay un cambio respecto al escenario del 2018. Allí estábamos frente a un momento inédito e histórico en el sentido de que era la primera vez que la Cámara (de Diputados) lo discutía y eso sin duda sirvió para construir un piso de argumentos concretos que llevó al proceso de despenalización social. Hoy la sociedad ya parte de una base de conocimientos sobre el tema que hace que sea un debate más interesante y más complejo a la vez, reconociendo además los matices que hay entre las provincias”, contó a El Grito del Sur la diputada radical Brenda Austin. “Creo que ya nadie discute que estamos frente a un problema de salud pública que merece ser considerado y tratado en la búsqueda de la solución más adecuada que podamos encontrar”, agregó.

En 2018, las posturas a favor y en contra del aborto generaron tensiones dentro de los propios partidos. Si bien ahora se cree que la influencia de Alberto Fernández lograría que muchos “pro-vida” del Frente de Todos se abstengan o se ausenten, aún existen algunas resistencias que aseguran que no sería el momento para discutir el tema. Además, si bien la izquierda se autodenomina como el único bloque totalmente verde, ya plantearon que no votarán a favor del proyecto del Ejecutivo. “Respecto a las diferencias dentro de Juntos por el Cambio, creo que las procesaremos al igual que la otra vez, con respeto y con la convicción de que el mejor modo de poder dar esta discusión es entendiendo que todas las posturas son legítimas y que deben imprimirse en la Cámara sin descalificar y agredir a las demás”, explicó Austin. Por su parte, Mara Brawer, diputada nacional del Frente de Todos, aseguró que dentro del oficialismo también existe un acuerdo de no agresión: “La estrategia del bloque es convencer, convencer y convencer”, dijo.

En 2018, durante su intervención en el Senado, la actual vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner asumió que la legalización del aborto era una causa pendiente de un gobierno que supo sancionar otras medidas progresistas en materia de género. Por eso, el cambio de postura de la presidenta de la Cámara de Senadores -que lo adjudicó a las miles de pibas movilizadas- no solo será fundamental en caso de que haya empate en el recinto más conservador, sino porque de haber ley representaría una victoria simbólica para el campo popular. “El debate por el aborto es de una gran envergadura tanto por lo que significa para los derechos de las mujeres como por la resistencia que tiene en ciertos sectores de la población. Que lo presente el Ejecutivo tiene que ver con darle el volumen político que este proyecto requiere. El apoyo del Presidente implica un alto nivel de respaldo que ayuda tanto a la aprobación del proyecto como a aplicarlo, porque sabemos que las leyes aportan derechos pero la implementación también tiene sus dificultades. Le da una enorme fuerza y un enorme aval político”, afirmó Brawer.

Fotos: Virginia Robles

Junto con el del Ejecutivo se tratará el texto de la Campaña Nacional por el Aborto Legal, Seguro y Gratuito, presentado por octava vez en 2019 y que aún cuenta con estado parlamentario. Según Patricia Bustamente Quinteros, integrante de la organización que elaboró su primer proyecto en 2006 y lo presentó en 2007, el tratamiento de la ley no puede seguir dilatándose. “Es urgente por todas las consecuencias que generan los abortos inseguros en las personas gestantes y que se siguieron produciendo durante la pandemia. Sabemos que de existir la interrupción voluntaria del embarazo habría menos internaciones y se aliviaría un sistema sanitario sobrecargado. Tenemos una urgencia en razón de la salud pública pero también en relación a la justicia social, porque las personas que terminan muertas o con secuelas son las que no han tenido acceso a un aborto seguro por falta de recursos materiales o simbólicos, como la información. Que las personas gestantes puedan decidir sobre sus cuerpos es un principio básico porque significa autonomía y dignidad y no ser instrumentalizadas para otro fin”, señaló. Frente a la dificultad de realizar manifestaciones masivas, la habitual presencia del movimiento feminista en las calles deberá volcarse a las redes sociales. Sin embargo, para la militante las demostraciones de masividad ya estuvieron dadas en el 2018 por las millones de personas que se movilizaron en todo el país: “hoy el contexto sanitario y el escenario a nivel mundial son distintos. La despenalización y legalización ya está instalada en la sociedad”

El clima es expectante y el calor de mediados de noviembre se entremezcla con la excitación social ante los indicios de que el anuncio sea mañana durante el Día del Militante. Los grupos de Whatsapp arden y los pañuelos se desatan de las mochilas para volver a los cuellos ante la posibilidad de que el aborto legal, seguro y gratuito se materialice en la Argentina. Las letras de la palabra urgente, ya dibujadas en las calles con marcadores, aerosoles y pinceles, cobran más sentido que nunca. “Este proyecto debería haber sido tratado hace muchos años, siempre fue urgente porque están en riesgo las vidas de las mujeres. Es un derecho que venimos reclamando hace años, debería haber sido ayer, es ahora o será mañana, pero será ley”, concluyó Brawer.

 

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Dalia Cybel

Escribo y edito sobre géneros en El Grito del Sur. Alguna vez fui historiadora del arte pero salió mal, ahora intento ser Maestranda en Estudios y Políticas de Género. Tengo un newsletter con nombre de dibujito animado. Mi superpoder es tener siempre los labios pintados.
@orquidiarios